Cierra una nueva oficina bancaria en la Pobla de Vallbona tras una reestructuración en el sector financiero en plena fusión de CaixaBank y Bankia





TICO DE VICENTE.- La Pobla de Vallbona

La difícil situación que atraviesa el sector bancario –con restricciones, despidos, fusiones y reestructuraciones- tiene sus consecuencias directas con el día a día de los ciudadanos. No hace tantos años que la principal avenida de la Pobla de Vallbona, la calle Poeta Llorente, aquella que da nombre al famoso escritor y periodista valenciano, estaba plagada de oficinas bancarias. Eran los “felices años” de la primera década del actual milenio en los que proliferaban los préstamos bancarios al abrigo de un ritmo vertiginoso y creciente, urbanístico e inmobiliario. La arteria de la localidad más conocida trazaba con rasgos cuasi perfectos el movimiento que constituía un sector esencial en esa fiebre económica del momento. Oficinas llegadas de otras comunidades autónomas se asentaban en el municipio a la espera de captar la atención de sus gentes. Raro era el caso en el que cada 50 metros no hubiese una entidad financiera diferente. Para todos los gustos. A una acera y a otra. A ambas orillas de la calle. Satisfacía cualquier necesidad. Con creces, por supuesto. Los intereses bancarios, las ventajas fiscales y monetarias o los beneficios de tener una cartilla en un banco determinado eran la parte más benevolente de esta situación. Una sociedad boyante, en pleno auge del ladrillo, se acompañaba de múltiples entidades bancarias. Para todos los gustos y condiciones. Sin embargo, la explosión de la llamada “burbuja inmobiliaria” marcaba el inicio del ocaso lastrado por un apetito insaciable a la hora de exigir a sus clientes el complimiento de los respectivos contratos. Sin miramientos ni aquiescencias.

 Poco a poco, el dibujo de la calle comenzaba a mutar en favor de otros sectores emergentes como las tiendas “low cost” o los establecimientos dedicados a los juegos de azar. La cuenta de resultados fijaba sus tentáculos sobre los principales bancos de la localidad. Poco a poco, en un primer momento, las oficinas han ido cambiando de emplazamiento a la búsqueda de alquileres más económicos hasta que, finalmente, han decidido suprimirlas para reducir los costes. El último caso lo representa el Banco de Sabadell, ubicado en el epicentro de la calle Poeta Llorente, rodeada de tiendas y comercios que no ha podido superar los embates de la crisis que afecta al sector. Sus responsables ejecutivos han decidido marcharse de la localidad. Así lo anuncian en la puerta principal de entrada al banco. Un escueto comunicado anuncia que deja de estar operativa para las habituales transacciones en el interior, si bien de momento continuará operativo el cajero. Cualquier acción que requiera de una presencia física o de una interacción personal supondrá un desplazamiento a Llíria o a l’Eliana, las dos localidades más cercanas. Este cambio se realiza en pleno proceso de fusión entre CaixaBank y Bankia, cuando todavía no está claro si se mantendrá las dos oficinas actuales o, en cambio, se suprime una en beneficio de la otra, además de la incertidumbre que puede suponer un posible recorte en personal. De momento, no ha trascendido ningún dato sobre las consecuencias de esta fusión mientras otras entidades empiezan a mover ficha para sobrevivir en un mercado competitivo en el que cualquier movimiento se observa con avidez.   

Comentarios


  1. Lo que ocurre en Europa, y en la Pobla de Vallbona sentimos, es el menosprecio al dinero que tengan los ciudadanos a los que se obliga a pagar por su dinero, hasta que este totalmente desaparezca.
    Y siendo en apariencia una medida propia del capitalismo, es medida marxista, que intentan imponer aquellos gobernantes que viven enmascarados dentro de los países democráticos.

    La desaparición del dinero circulante se impuso en los países del COMECON, sin que esto diera prosperidad alguna a sus ciudadanos, que todo lo tenían que comprar con vales. Instrumento comunal que ahora se suple con una tarjeta que controla el ordenador del estado por medio del cual se controla la libertad ciudadana.

    Lo dicho no es ciencia ficción, es la actual realidad europea que no cumple con su primer cometido, que es defender a los europeos.

    So. Andrés Castellano Martí.

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