Cierra una nueva oficina bancaria en la Pobla de Vallbona tras una reestructuración en el sector financiero en plena fusión de CaixaBank y Bankia
TICO DE
VICENTE.- La Pobla de Vallbona
La difícil situación que atraviesa el sector bancario –con
restricciones, despidos, fusiones y reestructuraciones- tiene sus consecuencias
directas con el día a día de los ciudadanos. No hace tantos años que la
principal avenida de la Pobla de Vallbona, la calle Poeta Llorente, aquella que
da nombre al famoso escritor y periodista valenciano, estaba plagada de
oficinas bancarias. Eran los “felices años” de la primera década del actual
milenio en los que proliferaban los préstamos bancarios al abrigo de un ritmo
vertiginoso y creciente, urbanístico e inmobiliario. La arteria de la localidad
más conocida trazaba con rasgos cuasi perfectos el movimiento que constituía un
sector esencial en esa fiebre económica del momento. Oficinas llegadas de otras
comunidades autónomas se asentaban en el municipio a la espera de captar la
atención de sus gentes. Raro era el caso en el que cada 50 metros no hubiese una
entidad financiera diferente. Para todos los gustos. A una acera y a otra. A
ambas orillas de la calle. Satisfacía cualquier necesidad. Con creces, por
supuesto. Los intereses bancarios, las ventajas fiscales y monetarias o los
beneficios de tener una cartilla en un banco determinado eran la parte más
benevolente de esta situación. Una sociedad boyante, en pleno auge del
ladrillo, se acompañaba de múltiples entidades bancarias. Para todos los gustos
y condiciones. Sin embargo, la explosión de la llamada “burbuja inmobiliaria”
marcaba el inicio del ocaso lastrado por un apetito insaciable a la hora de
exigir a sus clientes el complimiento de los respectivos contratos. Sin
miramientos ni aquiescencias.
ResponderEliminarLo que ocurre en Europa, y en la Pobla de Vallbona sentimos, es el menosprecio al dinero que tengan los ciudadanos a los que se obliga a pagar por su dinero, hasta que este totalmente desaparezca.
Y siendo en apariencia una medida propia del capitalismo, es medida marxista, que intentan imponer aquellos gobernantes que viven enmascarados dentro de los países democráticos.
La desaparición del dinero circulante se impuso en los países del COMECON, sin que esto diera prosperidad alguna a sus ciudadanos, que todo lo tenían que comprar con vales. Instrumento comunal que ahora se suple con una tarjeta que controla el ordenador del estado por medio del cual se controla la libertad ciudadana.
Lo dicho no es ciencia ficción, es la actual realidad europea que no cumple con su primer cometido, que es defender a los europeos.
So. Andrés Castellano Martí.