Un “tostón” de debate, previsible y encorsetado, para un sábado por la noche en la Pobla de Vallbona
TICO DE
VICENTE. LA POBLA DE VALLBONA. Pocas horas después de perder en el pabellón
de básquet del Barça, el entrenador del Lenovo Tenerife, Txus Vidorreta, afirmaba
que el partido se había convertido “en un tostón” para todos aquellos
espectadores que no fuese seguidores de alguno de estos dos equipos.
Precisamente, esta sensación fue la que flotó sobre el ambiente tras el debate
político del pasado sábado en la televisión municipal de la Pobla de Vallbona.
Si seguimos el símil baloncestístico, el debate careció de ritmo y vistosidad
porque eran tantas las reglas que, previamente, se habían consensuado entre todos
los partidos que, al final, no se dejaba un ápice a la naturalidad, a la improvisación
o a la espontaneidad de los intervinientes. El debate se caracteriza,
justamente, por el ritmo, la confrontación, las interrupciones educadas y las
explicaciones de cada uno de los participantes. En el caso del debate del
sábado se convirtió, al final, en un acto propio del periodo electoral que
todavía no ha llegado.
La única diferencia es que los políticos que tomaron
parte en el debate todavía no han sido confirmados por sus correspondientes
formaciones para encabezar las próximas listas electorales, excepto en el caso
de Compromís que ya ha ratificado a Josep Vicent Garcia como futuro candidato.
El otro partido que ya ha elegido candidata es el PSPV con Noemí Morales a la
cabeza, si bien en este caso tomó la palabra la portavoz municipal socialista,
Regina Llavata. El resto de formaciones no han hecho públicos a sus respectivos
cabezas de lista y aguardan a próximas fechas para hacerlo. Bajo estas
premisas, no sólo estaba en juego el prestigio político de cada partido sino,
también, la capacidad de cada participante en tanto candidato o candidata en
mayo del próximo año.
A esa misma hora, el debate de la Pobla de Vallbona
competía con el incio de los telediarios en las cadenas de televisión, el
fútbol de la primera división o el programa-debate que tiene lugar cada semana.
Además, debía mantener la atención durante la hora y media que duraba el
debate. El formato elegido era el que se suele emplear en el periodo electoral.
Un escenario sobrio, los candidatos de pie con sus respectivos atriles y
micrófonos para cada intervención y un tiempo estipulado en cada una de las
rondas. Los bloques en los que se dividía el debate en su globalidad tenían su
propia temática a la que debían ceñirse los candidatos. No podían interrumpirse
ni alternar con otros temas ya que así se había estipulado el funcionamiento.
Todavía queda más de medio año para los comicios
municipales y, por ello, existe el tiempo suficiente para que los partidos
políticos puedan desarrollar una fórmula que les permita ganar en agilidad y
emoción para los espectadores si quieren atraer su atención. Algunas teorías
apuntan que los periodos electorales cada vez tienen menor incidencia en la
orientación del voto, sólo permiten ayudar a elegir una opción a las personas indecisas.
Sin embargo, en el tejado de los dirigentes de la Pobla de Vallbona reside la
posibilidad de modificar los formatos tradicionales y apostar por otros
adaptados a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías.
Comentarios
Publicar un comentario