La ironía y la retranca de Martín azuzan un debate de política muy previsible en la Pobla de Vallbona como aperitivo de las elecciones locales
TICO DE VICENTE. LA POBLA DE VALLBONA. No es ni el mejor orador ni el que más se prodiga en los plenos o en las intervenciones públicas. Sin embargo, cuando habla siempre se encarga de poner la sal o alguna especia en los platos que se cocinan en el Ayuntamiento de la Pobla de Vallbona. En el debate televisivo celebrado en Telepobla fue el político que se encargó de sacar alguna sonrisa a los espectadores, la nota más mordaz, pícara, irónica y con mayor retranca de entre el resto de los participantes. Aplicó con enorme precisión ese axioma futbolístico según el cual "la mejor defensa es un buen ataque". José Luis Martín, el concejal de Ciudadanos, fue el encargado de azuzar un debate demasiado previsible que como telón de fondo tenía las próximas elecciones municipales de 2023.
Precisamente, Martín fue el muñidor del debate ya que, de una pregunta suya en un pleno ordinario al gobierno local, surgió la obligación de la empresa adjudicataria de la televisión de celebrar un debate político entre todos los partidos integrantes del pleno municipal. El ejecutivo local recogió el guante y se puso en marcha el proceso para su celebración. Cuando quedan escasos siete meses para los comicios locales de mayo del año 2023, los partidos políticos tuvieron la ocasión de poner sobre la mesa algunas de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos, una forma de confrontar los diversos modelos que defienden unos y otros sobre el ordenamiento, la planificación y la gestión de los recursos públicos en la esfera local. Salvo alguna excepción, en muy contadas ocasiones, el debate transcurrió por un terreno demasiado previsible, encorsetado y con todos los condicionantes de un periodo electoral.
La escenografía, el reparto del
tiempo que podía ocupar cada uno de los concejales participantes, así como la
división en bloques de los temas a tratar recordaron, demasiado, a los debates
previos a las elecciones. Ya habrá tiempo de llegar a ese período. Sin embargo,
la Pobla de Vallbona se adelantó con una absoluta precisión. El escenario sobre
fondo negro y tonos oscuros, los atriles que cada uno de los participantes
tenía delante para poder hablar de pie y la inclusión de un reloj para el
control del tiempo fueron algunos de los ingredientes típicos de un periodo
electoral. Incluso, los dos bloques sobre los que se dividió el pleno –crecimiento
demográfico y movilidad- son lo suficientemente polémicos como para confrontar
con gran vehemencia entre unos y otros. La oposición atacó la zona azul, la
ausencia de una política clara sobre el comercio local y la falta de servicios
en algunas áreas del término. Además, la vieja dicotomía entre casco urbano y áreas
residenciales volvió a la palestra. Pasan los años, pero continúan los mismos condicionantes.
En el “bando” gobernante Jaime Ruix fue de los más brillantes. Con su dialéctica habitual, trató de defenderse de las envestidas y de los ataques de la oposición que centraron buena parte de sus aceradas críticas en las políticas de movilidad que se han llevado a cabo durante esta legislatura. Políticas basadas en la peatonalización de calles frente a otras en las que el vehículo debe tener protagonismo para el desarrollo comercial. El debate se desarrolló en los términos ya previstos, con el citado encorsetamiento y que será, sin duda, un aperitivo de lo que nos deparará la futura campaña electoral. En el tejado de los políticos reside la opción de cambiarlo. Por cierto, la moderadora -con rictus muy serio- pasó desapercibida, la mejor señal de que no influyó en el debate.
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