La Pobla de Vallbona apuesta por un hospital mental para jóvenes gestionado por una fundación privada mientras que Picanya tendrá uno de la Generalitat
TICO
DE VICENTE.- La Pobla de Vallbona. La irrupción de la pandemia del
covid-19 en marzo del año 2020 trastocó por completo la vida de acuerdo a los
parámetros que se habían conocido hasta entonces. Los dos duros meses de
confinamiento total supuso un cambio en el orden vital de todas las personas,
tanto los adultos, como los niños, los adolescentes o las personas mayores. Sin
excepción, todos resultaron perjudicados en mayor o menor grado. A ello caben
añadir las múltiples restricciones físicas que se impusieron durante los
primeros meses y la imposibilidad de poder realizar cualquier acción que
pusiese en peligro la vida y la salud de las personas.
Como en un efecto péndulo, las
autoridades administrativas endurecían o suavizaban las citadas medidas en
función de los resultados que se iban conociendo sobre contagios y sobre la salud
de las personas en general. Las vacunas se convirtieron con el paso del tiempo
en el pasaporte para relajar determinadas medidas de movilidad geográfica, si
bien todavía transcurrieron unos cuantos meses hasta que la nueva “normalidad”
iba adquiriendo el color de lo que se había conocido como tal. Sin duda, las
personas tuvieron que adaptarse a una nueva realidad de la sociedad y adoptar
las medidas oportunas que se iban transmitiendo desde las autoridades administrativas,
las médicas y las científicas, si bien todavía con algunas reservas.
Tras los duros meses del principio
de la pandemia, las autoridades sanitarias alertaron sobre las consecuencias
terribles que el confinamiento, las restricciones y las posteriores medidas
podrían suponer sobre uno de los segmentos más olvidados a lo largo del tiempo:
los adolescentes y los más jóvenes. En una edad en la que las relaciones
sociales son esenciales para confirmar la personalidad futura de cada una de
las personas, la pandemia había supuesto un freno drástico en ese proceso
lógico en el que cada uno de ellos va perfilando su carácter. Por ello, desde
las instancias dedicadas a la psiquiatría y la psicología se advirtió de la
necesidad de poner en marcha programas y planes para atender esas carencias que
la covid había provocado en estos segmentos de edad.
No solo se trataba de alertar sobre
el problema sino, especialmente, de invertir los recursos económicos
convenientes para que esas posibles patologías se pudiesen atajar en estadios
precoces y, de esta forma, evitar que se pudiesen agravar. Para ello, el
Ayuntamiento de la Pobla de Vallbona ha anunciado que a finales del próximo año
2023 se pondrá en marcha un hospital gestionado por una fundación privada
especializada en salud mental de jóvenes de entre 12 y 17 años. Con unos
terrenos cedidos por el ayuntamiento local de 1.300 metros cuadrados, cuenta
con un presupuesto de 1’5 millones de euros. Alrededor de 35 profesionales de
los ámbitos educativo, social y sanitario realizarán una actuación especializada
sobre los usuarios, que serán derivados a través de los profesionales de
referencia. De manera privada, las familias podrán tener acceso a este recurso
sanitario si así lo solicitan.
Picanya,
hospital público
En cambio, en Picanya, el mismo día
se anunciaba que la Generalitat invertirá 420.000 euros en un hospital
completamente público para el que se ha cedido, por parte del consistorio, la conocida
Alqueria del Moret. Se trata del primero de los tres hospitales públicos que la
conselleria de Sanitat Universal tiene previsto implantar en el ámbito de la
Comunitat Valenciana. Además, ofrecerá 30 plazas, según ha anunciado el conceller
de Sanitat, Miguel Mínguez, en una visita al centro, acompañado del alcalde,
Josep Almenar (PSOE). El centro de Picanya abarcará el departamento de salud
del Hospital General, además de la ciudad de València.
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