“Sigo sin dormir tranquilo mientras no se derribe el edificio de la Cens de la Pobla de Vallbona, cada día que pasa es un peligro que pueda caer algo”

 

 




TICO DE VICENTE.- La Pobla de Vallbona

Las cosas de palacio van despacio. Sin embargo, en el caso de la Pobla de Vallbona se podría deducir que transcurren, exageradamente, lentas y a paso de hormiga. Los problemas burocráticos legales son, sin duda, un inconveniente intrincado que impide acometer uno de los proyectos estrellas de este final de legislatura: el derribo de la cincuentenaria finca de la Cens de la Pobla de Vallbona y el destino de este terreno, ubicado en pleno corazón del casco urbano, como dotación pública. Comunicar la avenida de Colón con el parque municipal, también en plena remodelación, se vislumbra como uno de los ejes vertebradores sobre el que pivotará la ordenación territorial y urbanística del casco urbano. Aprobada y embrionaria en los años 70, la Finca de la Cens representa, a pies juntillas, el estilo urbanístico del tardofranquismo: masificación poblacional en el menor espacio posible. De hecho, 49 viviendas distribuidas en siete alturas –y un bajo comercial de propiedad municipal- han formado parte del paisaje habitual de la localidad durante décadas. Sus paredes esconden buena parte de la historia contemporánea de la localidad y explican la sociología de los últimos años. La dejadez municipal y el estigma social que se creó hacia estos vecinos propiciaron un largo y angustioso languidecimiento. A ello cabe añadir el embrollo burocrático que supone llevar a cabo un proyecto de semejante envergadura. Expropiar los apartamentos de la Cens, llegar a acuerdos con sus dueños y, por último, adjudicar todo el proceso de derribo de la finca no ha sido fácil. Al contrario, el intrincado procedimiento ha sido un inconveniente que ha frenado su puesta en marcha y, por tanto, ha ayudado a retrasarlo ante la expectación social creada. 

La demolición supone un gasto de hasta 367.000 euros, tal y como Infopoblano ha informado, tras el correspondiente proceso de licitación y posterior adjudicación pública. El derribo del inmueble, la gestión de los residuos, la redacción de los proyectos y los seguros correspondientes son la clave de este proceso municipal. Entre julio y agosto pasado era el plazo legal que había anunciado el ejecutivo local de la Pobla de Vallbona, al calor de la época estival y el éxodo poblacional, para iniciar las obras de derribo. Sin embargo, se cumple ya casi medio año de esperas que retrasan este proyecto. La decisión de un juez sobre los recursos interpuestos por algunos de los propietarios de los terrenos, que piden mayor indemnización económica y denuncian deficiencias técnicas, son la principal razón a esta notable demora. Cada día que pasa es una jornada perdida para dar el carpetazo definitivo a la finca de la Cens mientras la estructura del mismo continúa a marchas forzadas su deterioro que no beneficia, en modo alguno, al municipio. Cabe recordar las palabras que en su momento pronunció el actual concejal de urbanismo y obras públicas en sesión plenaria. “Cada día que pasa es un peligro que pueda caer algo, sigo sin dormir tranquilo todas las noches mientras no se derribe el edificio”.   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

       

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