Centenares de viviendas están sin terminar desde hace una década por la crisis inmobiliaria y urbanística en la Pobla de Vallbona





    TICO DE VICENTE.- La Pobla de Vallbona. Son el fiel reflejo de un tiempo pretérito que durante tiempo –días, semanas, meses y años- sirvió como acicate para elevar de forma notable el precio de los inmuebles y constituyó una bolsa de especulación en forma de burbuja inmobiliaria. Un paseo sucinto por diversas zonas del casco urbano y por determinadas áreas del resto del término municipal es suficiente para cerciorarse de esta realidad cuyas consecuencias se viven a día de hoy. Inmobiliaria y urbanísticamente, la Pobla de Vallbona fue el epicentro de ese paradigma en el que se construían centenares y miles de viviendas, chalés y todo tipo de inmuebles al calor de la elevada demanda, auspiciada en parte por las facilidades que otorgaban las entidades bancarias, cuyo objetivo era provocar el endeudamiento de las familias. Las administraciones públicas, los ayuntamientos, se aprovechaban de esta situación para aumentar los ingresos ordinarios gracias al dinero obtenido por las licencias urbanísticas y las cédulas de habitabilidad. Los departamentos urbanísticos de los ayuntamientos tenían que desdoblar y aumentar, notablemente, sus respectivas plantillas de personal ante una situación inédita en la que se multiplicaban todos los parámetros para conseguir nuevas viviendas. Chalés, edificios, viviendas unifamiliares o adosados, cualquier modalidad era atendida al momento para dar cabida a la alta demanda de nuevas formas de vida. La explosión de la denominada “burbuja inmobiliaria” fue el síntoma más evidente de las apariencias y falsedades que durante el periodo de expansión –años comprendidos entre las décadas de los 90 y 2000- se habían creado. En el marco de una crisis generalizada de ámbito mundial, la crisis iniciada a partir de los años 2008 y 2009, provocó la caída de miles de empresas ligadas a la construcción y, por ende, la destrucción de miles de puestos de trabajo.

             La crisis destapó, con gran virulencia, las terribles consecuencias que, a día de hoy, todavía se sienten en determinadas estructuras económicas, sociales y políticas. Decenas y centenares de viviendas, edificios y construcciones de todo tipo y condición no se han terminado. Esperan nuevas inversiones o inyecciones económicas de determinados grupos inversores para su finalización. Sin embargo, perduran determinados proyectos que por su envergadura o por estar fuera de la realidad actual carecen de posibilidades para terminarlos. En el área este del término municipal de la Pobla de Vallbona, junto a un centro comercial y adyacente a los terrenos de la antigua IBM, se levantan tres edificios enormes, mastodontes de lo que en su día fue el exponente de la burbuja inmobiliaria. Desde hace más de una década permanecen paralizados, con la estructura interna como máxima carta de presentación y con un abandono total a su alrededor. A escasos metros, decenas de chalés unifamiliares y adosados se han construido y expandido mientras que los dos citados inmuebles carecen de una viabilidad. El dinero que se en su día se invirtió para comenzar a iniciar los dos edificios se perdieron por el camino y ya nunca se recuperarán. Al menos, de momento, ya que no está previsto retomar las obras a corto o medio plazo. 

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