TICO
DE VICENTE.- La Pobla de Vallbona.
La
correlación de fuerzas emanada de las elecciones del año 2019 configuró un
pleno municipal en el que Compromís se convirtió, por primera vez en la
historia, en el grupo mayoritario, por delante incluso del Partido Popular,
formación que a lo largo de toda la época democrática ha alcanzado mayorías
absolutas aplastantes. Sin embargo, los resultados electorales del año 2019
refrendaban la tendencia experimentada cuatro años antes. La llegada de los
denominados “gobiernos del cambio” de 2015 se constituían como uno de los motores
en buena parte de los municipios valencianos, comarca Camp de Túria incluida.
Compromís obtenía en el año 2019 un total de 7 ediles frente a los 3 de los
socialistas, completados con un representante de cupo y otro de contigo. La coalición
nacionalista se convertía, así, en la voz cantante de un gobierno frente a la
aquiescencia y timidez del resto de grupos. Esta configuración política y
personal permitía a Compromís llevar el ritmo y el timón del “barco” sin ningún
tipo de oposición: ni interna ni externa. La aprobación de los presupuestos de
cada año cumplía, a rajatabla, una misma rutina. Se presentaban al resto de fuerzas,
una vez confeccionados, en una especia de “trágala”, previa a su traslado al
pleno municipal. Allí, un mero trámite era suficiente para su puesta en marcha.
Sin embargo, según ha podido saber Infopoblano
de fuentes conocedoras de los hechos, en esta ocasión se han modificado las “rutinas”
y las formas a la hora de refrendar un documento esencial en el marco de la
acción política de una administración local: marcar y fijar las prioridades de
cara a enfocar cada una de las áreas de que consta el ayuntamiento.
Lo que antes era una simple entrega
del borrador del presupuesto por parte de Compromís al resto de grupos del
gobierno -con las asignaciones económicas para cada uno de los departamentos y,
por tanto, a cada una de las patas de la coalición- ahora se ha dibujado un
escenario diferente: una negociación de tú a tú, sin ambages ni complejos de
inferioridad. La sorpresa fue mayúscula en el seno de Compromís, acostumbrado a
ningunear al resto e imponer su criterio. Decidir de “motu proprio” lo que le
correspondía a cada delegación había sido una constante a lo largo no solo de
ésta sino de la anterior legislatura. El resto de formaciones asentía, conscientes
de su inferioridad en términos numéricos de concejales. La primera de las
sorpresas saltaba el pasado 9 de noviembre, cuando en el pleno ordinario se
excluía la aprobación de las cuentas del próximo ejercicio. El plan de
Compromís era aprobar en ese pleno las cuentas, tal y como se había venido
haciendo en los últimos años, sin esperar tres semanas más a una sesión
extraordinaria. Desde entonces se han vivido jornadas maratonianas, reuniones a
horas intempestivas y poco habituales para cuadrar las cuentas. Borradores y
más borradores. Los mensajes de WhatsApp se sucedían a la velocidad del
vértigo. Los móviles echaban humo. Reuniones y más reuniones, bilaterales y multilaterales. En el fondo de la cuestión subyacía el malestar del resto de
formaciones al considerar que se primaban algunas delegaciones ostentadas por
Compromís, como Deportes, Patrimonio o Cutura, en detrimento de otras áreas
gestionadas por el resto de grupos.
Todos los grupos que forman parte
del gobierno local son conscientes de que, estratégicamente, las cuentas del
próximo año 2022, a las puertas de unas nuevas elecciones, son esenciales para
marcar el futuro de cada uno de los partidos políticos, en especial los minoritarios
que tienen acuciantes problemas para “sacar la cabeza” ante el partido
mayoritario, Compromís, la verdadera voz cantante de la coalición. Según ha
podido saber Infopoblano, este
contratiempo se ha solucionado, finalmente, con una nueva redistribución de algunas
partidas presupuestarias que no se habían contemplado inicialmente. De esta
forma, se evitaba una ruptura o una escisión que habría provocado un cataclismo
ante la opinión pública local, más teniendo en cuenta la cercanía de las
elecciones. “Echar el resto” ha sido la hoja de ruta que se ha impuesto entre
todos los partidos del gobierno de la Pobla de Vallbona. Este nuevo proceder tenía condicionantes internos y externos en los partidos políticos del gobierno, vender la gestión entre sus propios militantes y, a continuación, saber explicar a la opinión pública sus logros. Terminar todos los
proyectos que se han iniciado ya y empezar aquellos que hasta ahora estaban
inéditos es uno de los preceptos que, de forma tácita, se ha conseguido
aceptar. En el horizonte se sitúan las elecciones de mayo de 2023 y la
incertidumbre que se cierne sobre determinadas formaciones políticas, sabedoras de que cualquier traspiés o pequeño error se puede pagar muy caro en las urnas.
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