TICO DE
VICENTE.- La Pobla de Vallbona
Ni la llegada de septiembre – a las puertas de un nuevo
curso escolar- ni la reducción notable de los índices acumulados de covid entre
la población local ni los anuncios de mayores inversiones en Sanidad han
conseguido una normalización en la atención primaria en los centros de salud de
los diversos municipios valencianos. Los ciudadanos continúan chocando con la
cruda realidad. Los últimos coletazos de la pandemia prosiguen su camino y
afectan, en gran medida, a algunas de las acciones que los ciudadanos tomaban
como cotidianas antes de la irrupción del coronavirus. Han transcurrido ya
dieciocho largos y tortuosos meses, un año y medio, desde que el Covid hizo
acto de aparición en la sociedad –“ha llegado para quedarse”, en palabras de
algunos científicos expertos- y, por ello, trastocó cualquier recoveco del
mundo que conocíamos hasta ahora. Una simple cita con el médico de cabecera se
ha convertido en un sinuoso camino –con pronunciadas y largas pendientes de
ascenso- que impide una atención adecuada a las necesidades que cada uno de los
pacientes requiere. Las citas presenciales han pasado a mejor vida y las
telefónicas no cubren, en modo alguno, las demandas de cada uno de los
contribuyentes a la hora de exponer una consulta médica.
Durante los meses más duros de la pandemia, acudir al
médico de cabecera en el correspondiente centro de salud era una quimera. Un
lugar prohibido donde se corría el peligro de adquirir el coronavirus entre sus
paredes y, por ello, las autoridades médicas alertaban a los ciudadanos sobre
la necesidad de cumplir estas recomendaciones. Por ello, solo se permitían las
consultas telefónicas: el médico o médica llamaba por el móvil al paciente como
si de una consulta habitual se tratase y a partir de esta conversación infería
las medidas a tomar ante cualquier dolencia y patología. Sin embargo, meses
después de las peores incidencias de contagios entre la población continúan
algunas de las anomalías que se padecían hasta ahora. Ni las vacunas
generalizadas entre la población, con más de un 70% de inoculaciones en la
sociedad, ni la bajada sustancia de contagios han permitido reducir un ápice las
medidas higiénicas adoptadas hasta ahora.
Según ha podido comprobar Infopoblano, una simple cita con el médico de cabecera es una
odisea para cualquiera de los pacientes que intente una consulta con su médico.
Hasta 15 días pueden transcurrir hasta que el médico de cabecera atienda una
consulta. Sin embargo, lejos de conseguir la normalidad, la citada consulta no
puede ir más allá de una llamada telefónica. Las consultas presenciales están vetadas. Es
imposible lograr, según los infructuosos y numerosos intentos realizados por
esta redacción, una cita en el propio centro de salud. Y las que, finalmente,
se consiguen deben ser únicamente telemáticas. Los colapsos provocados por los
periodos estivales donde los médicos disfrutan de sus pertinentes semanas de
descanso han supuesto la puntilla para una situación que ha dejado al
descubierto las carencias del sistema sanitario. La falta endémica de inversiones
en materia de sanidad ha aflorado a lo largo de estos meses. El resultado es un
sistema sanitario con imperfecciones y carencias que, únicamente, se resuelve
con mayores partidas presupuestarias.
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